lunes, 5 de octubre de 2020

el graffiti


El epigrama: de graffiti a obra de arte


EL EPIGRAMA

Cómo la “pintada” se convirtió en obra de arte.


Caminando por nuestras calles o cuando entramos a un baño público, en un árbol o en cualquier rincón o superficie que se deje pintarrajear o arañar, podemos encontrar graffiti y pintadas de todos los tipos y de todos los gustos, desde los más groseros hasta otros que llaman la atención por su ingenio o por su “mala leche”, en prosa o en verso, desde el dibujo obsceno hasta la composición que invita a los que pasan por allí a detenerse un momento para admirarla.


Dejando aparte la moda reciente de los “grafiteros”, que se dedican a composiciones pictóricas más ambiciosas, la costumbre de cubrir de pintadas cualquier pared es muy antigua. Cuando los arqueólogos descubrieron las ruinas de Pompeya, se sorprendieron al ver que la mayor parte de las paredes, incluso las de dentro de las casas, estaban llenas de pintadas, textos y dibujos, que iban desde la propaganda electoral y los anuncios de espectáculos, pasando por declaraciones de amor, de odio, de apoyo a un determinado gladiador, elogios a un caballo vencedor en las carreras, hasta llegar a insultos violentos, maldiciones, así como las groserías y obscenidades más atrevidas y directas, sin excluir las caricaturas de algunos vecinos.Un ejemplo es la imagen de esta pared de Pompeya.




Graffiti de Pompeya

                                                      
Algunos de esos graffiti sorprenden al que los lee: escritos en verso, de hechura elegante, contienen insultos, burlas o declaraciones de amor que, en muy pocas líneas, expresan abiertamente los sentimientos del que los escribió. Da la sensación de que sus autores eran conscientes de que iban a tener un público muy numeroso y que ese público sabría valorar la gracia y el arte de estos “minipoemas”.

Y es cierto. Porque un año después de que las cenizas del Vesubio sepultaran Pompeya (año 79?, las librerías de Roma, coincidiendo con la inauguración del Coliseo, ponían a la venta lo que sería el best-seller de la época: un libro de epigramas que Marco Valerio Marcial (40-104), un joven hispano afincado en la capital del imperio, había escrito con motivo de dicho acontecimiento. El libro tuvo un éxito y una difusión enormes, igual que los otros catorce libros que le siguieron en los veinte años posteriores. Su fama fue tan grande que, aunque dejó Roma y regresó a su ciudad natal por motivos políticos, siguió publicando libros que se copiaban y leían de una parte a otra del imperio. El premio a su carrera lo recibió de una acaudalada admiradora, que le regaló una finca como recompensa a un paisano tan ilustre. Sus paisanos de hoy le han regalado el busto que vemos aquí.


Busto de Marcial en si ciudad natal de Calatayud

Y lo que le dio tanta fama a Marcial no eran otra cosa que graffiti, pintadas como las mencionadas antes, escritas en elegantes versos, solo que estas pintadas nunca habían estado en ninguna pared, sino que habían nacido ya sobre un papel, dentro de una colección y destinadas a ser publicadas en un libro: eran epigramas.

Coleccionar grafitti artísticos – en griego se dice “epigrámmata”, que significa algo así como “inscripciones” – y publicar dichas colecciones fue una moda que surgió en Alejandría tres siglos antes de que viviera Marcial. Así nació un nuevo género poético, el epigrama, que ya no era la copia de una pintada más o menos “fina” escrita en cualquier muro, sino un artístico y elaborado “minipoema” compuesto imitando la forma y los temas de las pintadas y destinado a ser leído y aplaudido por un público amante de este arte desenfadado, aunque no por ello menos difícil y exigente que los otros géneros poéticos considerados “mayores”.

Dicho esto, queda claro que un epigrama no es otra cosa que una “pintada” convertida en obra de arte.

En el año 79 de nuestra era el volcán Vesubio hizo erupción sobre las ciudades romanas de Pompeya y Herculano. Las formas humanas encontradas en las ruinas de la ciudad dan cuenta de lo terrible que éste fenómeno debió ser para sus habitantes. Cuenta Plinio el Joven en una carta a Tácito:
El 24 de agosto, como a la séptima hora, mi madre le hace notar que ha aparecido en el cielo una nube extraña por su aspecto y tamaño. Él había tomado su acostumbrado baño de sol, había tomado luego un baño de agua fría, había comido algo tumbado y en aquellos momentos estaba estudiando; pide el calzado, sube a un lugar desde el que podía contemplarse mejor aquel prodigio. La nube surgía sin que los que miraban desde lejos no pudieran averiguar con seguridad de qué monte (luego se supo que había sido el Vesubio), mostrando un aspecto y una forma que recordaba más a un pino que a ningún otro árbol. Pues tras alzarse a gran altura como si fuese el tronco de un árbol larguísimo, se abría como en ramas; yo imagino que esto era porque había sido lanzada hacia arriba por la primera erupción; luego, cuando la fuerza de esta había decaído, debilitada o incluso vencida por su propio peso se disipaba a lo ancho, a veces de un color blanco, otras sucio y manchado a causa de la tierra o cenizas que transportaba.
La erupción acabó con la actividad de una ciudad de más de 25 000 habitantes. Sin embargo, lo que fue una catástrofe para la humanidad terminó siendo un golpe de buena suerte para la arqueología. Gracias a los muy bien conservados restos arquitectónicos, objetos de uso cotidiano y hasta alimentos encontrados en las ruinas de Pompeya se puede saber mucho sobre la vida de esta ciudad romana del primer siglo.
Una de las cosas que destacan entre las ruinas pompeyanas son la cantidad de grafitis encontrados escritos en las paredes de todos los edificios de la ciudad. Son mensajes de todo tipo, desde anuncios publicitarios de burdeles o tabernas, pasando por mensajes políticos, hasta los abundantes versos de enamorados. Estos grafitis se encuentran recopilados en el cuarto volumen del Corpus Inscriptionum Latinarum y a continuación les ofrecemos una breve selección:
Los amorosos
Vida mía, mi delicia, vamos a retozar un poquito. Imaginemos que este lecho es un campo llano.
¡Salud al que ame; muerte al que no sepa amar!
Secundus saluda a Prima, allá donde esté. Te pido, señora mía, que me ames.
Los amantes son como abejas. Viven una vida dulce de miel.
Quienes aman, que florezcan. Que perezcan quienes no aman. Que mueran dos veces aquellos que prohíben el amor.
Cruel Lalagus, ¿por qué no me amas?
Si alguien no cree en Venus, debería mirar a mi novia.
Vibius Restitutus durmió solo aquí y echó a faltar a su querida Urbana.
Que intente encadenar a los vientos e impida brotar a los manantiales el que pretenda separar a los enamorados.
Todo enamorado es un soldado
Los reflexivos
Un pequeño problema se hace grande si se ignora.
¡Oh, muros! Habéis aguantado tantos grafitis aburridos, que me asombra que no os hayais derrumbado.
Nada puede durar para siempre.
Los vulgares
Restituta, quítate la túnica y muestra tus peludas partes.
Llorad, chicas. Mi pene ha renunciado a vosotras. Ahora perfora el trasero de los hombres. Adiós, maravillosa feminidad.
El 15 de junio, Hermeros folló con Filetero y Caphisus.
Los anuncios
Puedes tomar una bebida aquí por solo una moneda. Por dos, un vino mejor y por cuatro monedas, uno de Falerno.
Veinte parejas de gladiadores, provistos por Décimo Lucrecio Satrio Valente, sacerdote perpétuo de Nerón, hijo del Emperador, y diez parejas de gladiadores provistos por Décimo Lucrecio Valente su hijo, lucharán en Pompeya los días 8, 9, 10, 11, y 12 de Abril. Habrá una gran cacería. Emilio Celer escribió esto a la luz de la Luna.
Una cacerola de cobre ha sido sustraída de esta tienda. Quien la devuelva recibirá un premio de 65 sestercios. Si alguien entrega al ladrón será recompensado.
Y hasta un diálogo
En el bar de PrimaSeverus escribe:
“Successus, un tejedor, ama a Iris, la esclava del posadero, pero ella no le ama, sin embargo, él le pide que le quiera por compasión. Su rival ha escrito esto. Adiós.”
Successus contesta a continuación:
“Envidioso, ¿porqué te entrometes? Ríndete a un hombre más guapo y de mejores maneras y que está siendo tratado injustamente.”
A lo que Severus responde abajo:
“He hablado y escrito todo lo que hay que decir. Tú amas a Iris, pero ella no te quiere.”




Marcial  Epigramas  Leer aquí


El graffiti/epigrama  como género literario: Pompeya, Marcial,  Oscar Wilde, las calles de hoy
(Para la teoría, consulta el blog)
Pompeya /Vesubio
He aquí epigramas hallados en las ruinas de Pompeya, tras la erupción del volcán  Vesubio (año 79)

Los amorosos
Vida mía, mi delicia, vamos a retozar un poquito. Imaginemos que este lecho es un campo llano.
¡Salud al que ame; muerte al que no sepa amar!
Secundus saluda a Prima, allá donde esté. Te pido, señora mía, que me ames.
Los amantes son como abejas. Viven una vida dulce de miel.
Quienes aman, que florezcan. Que perezcan quienes no aman. Que mueran dos veces aquellos que prohíben el amor.
Cruel Lalagus, ¿por qué no me amas?
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Los reflexivos
Un pequeño problema se hace grande si se ignora.
¡Oh, muros! Habéis aguantado tantos grafitis aburridos, que me asombra que no os hayais derrumbado.
Nada puede durar para siempre.

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Los vulgares
Restituta, quítate la túnica y muestra tus peludas partes.
Llorad, chicas. Mi pene ha renunciado a vosotras. Ahora perfora el trasero de los hombres. Adiós, maravillosa feminidad.
El 15 de junio, Hermeros folló con Filetero y Caphisus.
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Los anuncios
Puedes tomar una bebida aquí por solo una moneda. Por dos, un vino mejor y por cuatro monedas, uno de Falerno.

Una cacerola de cobre ha sido sustraída de esta tienda. Quien la devuelva recibirá un premio de 65 sestercios. Si alguien entrega al ladrón será recompensado.

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Marcial   Epigramas  Coméntalos


“¿Qué tienes tú conmigo, criminal maestro de escuela, persona odiosa para niños y niñas? Todavía los gallos crestados no han roto el silencio: ya estás tronando con tu espantoso sonsonete y tus palmetas”



¿Por qué no te beso? ¿Por qué no te beso, Filenis? Estás calva. ¿Por qué no te beso, Filenis? Eres pelirroja. ¿Por qué no te beso, Filenis? Estás tuerta. El que besa todo esto, Filenis, es un mamón538.




¿Por qué no metes la cabeza? Zoilo, ¿por qué ensucias la bañera lavándote el culo? Para que se ensucie más, sumerge la cabeza, Zoilo


¿Qué haces? En cualquier lugar que me encuentres, Póstumo, en seguida me llamas a gritos y tu primera palabra es ésta: “¿Qué haces?”. Esto me dices, aunque me encuentres diez veces en una hora. Sospecho, Póstumo, que tú no tienes nada que hacer.



Oscar Wilde  Epigramas


La memoria es el diario de lo que nunca ocurrió, y de lo que ni siquiera tuvo posibilidad de ocurrir.





-Hay que evitar las discusiones, siempre son vulgares y a menudo convincentes.




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¿Recuerdas alguna pintada? reprodúcela aquí


Resultado de imagen de pintadas en los baños








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