Cantábrico 2017
Director Joaquín Gutiérrez Acha
Joaquín Gutiérrez Acha
Pablo Martín Caminero
Joaquín Gutiérrez Acha
En el norte de la Península Ibérica se levanta una gran cordillera de más de 400 Km. como si se tratara de una gran muralla paralela a la costa del Mar Cantábrico. En su otra cara, la cordillera Cantábrica está repleta de cañones y bosques. Gracias a la influencia del mar y las elevadas precipitaciones, se ha originado una amplia vegetación en los bosques, y es el lugar perfecto para esconder un gran número de animales y otras formas de vida que conviven desde tiempos remotos. Pero sobre todo, es el territorio de una de las criaturas más impresionantes del hemisferio norte: el oso pardo cantábrico. Es el reino de los bosques, de los caballos salvajes, la tierra donde los lobos ibéricos se esconden tras la niebla, y el lugar donde la fantasía y la realidad caminan juntas.
El documental es un cine eminentemente didáctico, que ha pasado por todas las vicisitudes y encuentros positivos de la historia del cine. No es un cine de segunda, pues desde sus inicios el documental ha estado presente con autoridad y eficacia. Más aún, sus técnicos, debido a la dificultad de las filmaciones, la precariedad de los medios y las adversas condiciones de rodaje con las que se encuentran a menudo, han debido acrecentar la imaginación con el fin de trasmitir sus mensajes, aportando al cine muchos de los inventos y recursos con los que actualmente cuenta.
El documental es cine realizado sobre la base de materiales tomados de la realidad. La organización y estructura de imágenes, sonidos (textos y entrevistas) según el punto de vista del autor determina el tipo de documental.
La secuencia cronológica de los materiales, el tratamiento de la figura del narrador, la naturaleza de los materiales -completamente reales, recreaciones, imágenes infográficas, etcétera— dan lugar a una variedad de formatos tan amplia en la actualidad, que van desde el documental puro hasta documentales de creación, pasando por modelos de reportajes muy variados, hasta el docudrama (formato en el que los personajes reales se interpretan a sí mismos), llegando hasta el documental falso conocido a veces como 'mockumentary'.
Con frecuencia, los programas de ficción adoptan una estructura y modo de narración muy cercanas al documental, y a su vez, algunos documentales reproducen recursos propios de la creación de obras de ficción.
El cine documental no es un género. Una película documental no es, en consecuencia, una estructura deliberada que se apoya en un modelo preexistente. Lo que sí tienen en común son los materiales que esos films manejan. El film documental cuenta hechos que han sucedido o que están sucediendo independientemente de que con ellos se haga o no una película. Sus personajes existen también fuera del film, antes y después del film.
Es esto, y únicamente esto, lo que diferencia un film documental de un film de ficción. El film de ficción maneja materiales que sólo existen en el film, para el film. Tanta o más diferencia que entre un film documental y un film de ficción, hay entre dos documentales, uno de los cuales cuenta hechos que han pasado. Existe tal diferencia entre los materiales que deben manejarse en uno y otro caso, que las estrategias, las técnicas y los métodos de trabajo son radicalmente diferentes.
Un documental que cuenta algo que ha pasado, trabaja con los restos de eso que ha sucedido hace (mucho o poco) tiempo. Trabaja, en consecuencia, con material de archivo: tomas, fotos o sonidos que pertenecen a esa época pasada. Puede trabajar, también, con imágenes filmadas, ahora, de los lugares en los que sucedieron esos hechos. Y trabaja con los restos de esos hechos en la memoria de la gente, es decir con los testimonios de quienes saben algo de eso que pasó hace tiempo.
Cuando un documental cuenta, por el contrario, cosas que están pasando, que se producen en el mismo instante en que el cineasta las está filmando, el trabajo se organiza de acuerdo a esta característica del material, estos hechos que todavía no se han producido, cuyas eventuales características deben preverse, para poder así decidir qué va a filmarse (de lo que se supone va a suceder) y de qué manera
El cine documental. Los comienzos
El cine empezó como documental. La primera película que conocemos, La llegada del tren (1895) de los hemanos Lumiere, es un documental.
La mayoría de los autores afirman que el cine documental nació el año 1922, al estrenarse la película Nanook el esquimal, de Robert Flaherty, a pesar de que desde el mismo comienzo del cine lo que se filmaba ya eran documentos en movimiento que tenían por objeto tan sólo registrar acontecimientos de la vida cotidiana. Los primeros documentalistas fueron grandes exploradores (Flaherty, Vertov, Grierson) que llegaron a filmar aspectos muy cercanos a ellos y otros en los más remotos lugares de la tierra. Más tarde llegaron directores que prefirieron filmar el cine social, más cercano a su propia realidad, o el cine sobre la naturaleza, como los documentalistas de televisión, con más medios y en algunos casos muy buenos resultados.
El esquimal (1922)Robert Flaherty
Los últimos documentalistas tienen más capacidad de viajar pero no descartan filmar su propio entorno, sin apenas salir del barrio. Actualmente el mundo del documental es muy variado, sin fronteras en sus tratamientos, desde el cine más tradicional hasta el digital, ni en sus contenidos, ya que tratan cualquier actividad, remota o cercana, artística o social, deportiva o científica, sin excluir en ningún caso ni el documental de investigación ni el documento etnográfico.
Con frecuencia, los programas de ficción adoptan una estructura y modo de narración muy cercanas al documental, y a su vez, algunos documentales reproducen recursos propios de la creación de obras de ficción. El género documental es amplio y polivalente, desde el documental puro hasta documentales de creación, pasando por modelos de reportajes muy variados. Se denomina docudrama cuando los personajes reales se interpretan a sí mismos o a los verdaderos protagonistas. El documental falso se llama mockumentary.
Hoy se habla mucho del docu-ficción, un tipo de película ficción que recrea ambientes y situaciones reales, con técnicas de filmación documentales. Es muy común en películas de denuncia.
El documental animado
Sheila M. Sofian define el documental de animación como «toda película animada que parte de materiales de no ficción».
Los historiadores sitúan el origen del documental animado en 1918, año en que el pionero Winsor McCay realizó El hundimiento del Lusitania, The sinking of Lusitania, recreación del episodio ocurrido en 1915, que recrea el ataque de un submarino alemán a un lujoso crucero Británico con 2000 pasajeros, que marcó la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial y del que no se habían registrado imágenes documentales.
Siguiendo esta tradición en la animación y coincidiendo con el éxito de Nanook el esquimal, Nanook of the North, de Flaherty, considerado el primer documental de la historia, los hermanos Fleischers (Max, Dave, Joe, y Lou), inventores, animadores y hábiles comerciantes que rivalizaban con el poderoso Disney, produjeron el primer largometraje de animación, el cual fue precisamente de no ficción: Einstein´s Theory of Relativity, en 1923.
En el terreno de la animación experimental, John y Faith Hubley realizaron diversos cortos entre 1959 y 1973 que partían de la grabación de las voces de sus hijos. Wallace y Gromit, ha dedicado buena parte de su filmografía a encontrar una expresión animada para esas derivas del habla cotidiana que no suelen encontrarse en los estudios de doblaje: en sus series de cortos Animated conversations (BBC, 1978) y Conversation pieces (Channel 4, 1982), las voces grabadas de taquilleras de cine, pensionistas y presos inspiraban una sucesión de registros animados.
Algunos ejemplos cercanos en el tiempo son Late Edition (Peter Lord y David Sproxton, 1983) sobre un hombre que trabaja en la última edición de una revista y que utiliza grabaciones de gente y locaciones reales como bases. Grave of the fireflies (Isao Takahata, 1988) basada en la novela del japonés Akiyuki Nosaka y que narra, su experiencia infantil en los bombardeos de la segunda guerra, basado en hechos reales y personales. El corto Abductees (1995), de Paul Vester, que recreaba testimonios de supuestos abducidos por extraterrestres.
Otros documentales animados son Waking life (2001), de Richard Linklater, con sus diálogos filosóficos.
Vals con Bashir, 2008, de Goldman, recupera en clave autobiográfica, la matanza sucedida en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila durante la guerra del Líbano. Chicago 10, de Brett Morgen, sobre el juicio a los Siete de Chicago, es un punto de inflexión en la historia de la contracultura americana.
En Truth has fallen (Sheila Sofian, 2009), se combina animación e imagen real, para denunciar los casos de personas que han sido erróneamente encarcelados, mediante los recuerdos de esos falsos culpables, en clave de pesadilla.
El hundimiento del Lusitania (1918)
Grave of the fireflies (1988)
Persépolis (2007)
Vals con Bashir (2008)
Chicago 10 (2008)
Cinema verité
Los franceses, con su proverbial habilidad para bautizar modas y movimientos artísticos, pusieron el nombre de «cinema verité» a un estilo de hacer cine que conocieron en el estreno, en París, del documental Primary (1960). Fue rodado por encargo de la revista «Life» como parte de un experimento que trataba de los intentos de John F. Kennedy y Hubert Humprey de conseguir la nominación del Partido Demócrata para la campaña presidencial de 1960. Kennedy aparecía como un hombre de carne y hueso y no como un político prefabricado. Las escenas de Hubert Humprey organizando su propio «show» televisivo y de Kennedy planteando su estrategia en la habitación de un hotel, poseían una gran vitalidad y un aire nuevo y desacostumbrado, lo que hizo que la película fuese considerada de inmediato como una gran innovación.
El «cinéma verité», al contrario que el «cine de observación», propone que la cámara se comporte como un catalizador del acontecimiento que filma. La cámara provoca la acción de los sujetos e interactúa con ellos durante la filmación. Esto es lo que intenta hacer Jean Rouch, por ejemplo, en Chronique d'un été (1961) un film etnográfico realizado para un amplio sector del público en el que los nativos son los habitantes de París, o en Jaguar (1967), la aventura migratoria de un grupo de campesinos africanos y su vida en la gran ciudad de Agra. Jean Rouch combina la concepción de Vertov de una cámara viviente y personalizada -la cámara-ojo (kino-oki)- con la metodología participativa de Flaherty. Jean Rouch no pretende captar la realidad tal como es, sino provocarla para conseguir otro tipo de realidad, la realidad cinematográfica: la verdad de la ficción. Jean Rouch defiende la subjetividad en la narración cinematográfica para que se constituya en un hilo conductor que acompañe a las imágenes y proporcione al espectador una interpretación personal.
El documental de la naturaleza: Cousteau
Cousteau
Cousteau revolucionó el mundo de la técnica documental con sus aportaciones a la investigación submarina. A caballo entre el cine y la televisión, Cousteau se ha dado a conocer en todos los lugares del mundo gracias a sus contactos con las autoridades para procurar un mundo con los océanos más limpios. De joven había comenzado a fotografiar los fondos marinos con una cámara fotográfica introducida en un frasco de cristal. Su equipo de submarinistas-cineastas inventó, tanteando, las técnicas del cine submarino.
Con su película El Mundo del Silencio que realizó junto al cineasta Louis Malle, por la que recibió la Palma de Oro del Festival de Cannes en 1956, dio a conocer el mundo submarino a más de dos millones de espectadores. La importancia de su trabajo está, no solamente en haber extendido el gusto por el documental por todo el planeta sino, sobre todo, por las grandes aportaciones que su investigación ha hecho en las técnicas de filmación.
El documental de propaganda: Leni Riefenstahl
Leni Riefenstahl es, posiblemente la directora más importante de la historia de cine, una mujer polémica, pero con una visión de su ojo tras la cámara que sus innovadoras ideas, aún hoy inmersos como estamos en plena era digital, no han sido superadas. Nació en Berlín en 1902. Desde muy joven se sintió impresionada por los documentales sobre la naturaleza y por la película El acorazado Potemkin de Eisenstein, que la cautivó por su revolucionaria técnica. Filmó y produjo decenas de películas adquiriendo gran reputación. La luz azul (1932), tras ser premiada en Venecia, la lanzó a la fama internacional.
Hitler sentía un creciente interés por todo lo que se relacionaba con ella y con la subida al poder del Tercer Reich, Leni Riefenstahl se vio obligada a aceptar la dirección de dos documentales sobre el congreso del partido, El triunfo de la fe (1933) y El triunfo de la voluntad (1936), esta última obtuvo el Premio Nacional de Cinematografía, la medalla de oro en la Bienal de Venecia, y medalla de oro también en la Exposición Universal de París en 1937. Su siguiente trabajo fue Olimpíada, una epopeya sobre los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.
En Olimpíada experimentó con métodos revolucionarios para la época. Mandó colocar ruedas bajo las cámaras para poder seguir la marcha de los atletas y cavar fosos en el estadio para captar los saltos desde una perspectiva aérea. Se valió de un objetivo de 600 mm., el de más largo alcance y de una cámara subacuática, ideada especialmente por uno de sus colaboradores para los saltos de trampolín.
Finalizada la guerra fue acusada de complicidad con los nazis, juzgada y detenida durante años. Cuando pudo recuperarse continuó filmando grupos humanos, en África, la tribu de los Nuba. Se integró perfectamente en sus costumbres, aprendió su lengua y compartió cobijo y mesa. Las fotografías dieron la vuelta al mundo. Durante los últimos años de su vida se dedicó a filmar imágenes subacuáticas, pues era una experta buceadora.
Olimpiada
La búsqueda de lo real a la antigua usanza
A partir de la década de 1980 el documental vuelve a sus orígenes revitalizado con la eliminación de elementos narrativos que lo emparentaban con el drama y que lo habían convertido en una variante de los géneros propios de la ficción. La desaparición de recursos como la narración, la presencia de un personaje y la estructura tradicional de tres actos, proporcionó a los documentalistas un salvoconducto para explorar los límites de la imagen pura. Cineastas como Ron Fricke, Godfrey Reggio y Errol Morris han encabezado un movimiento que pretende conseguir con la imagen pura, la música y los sonidos la respuesta del espectador, que es el quien debe dar sentido a las imágenes.
La vuelta a los orígenes: Ron Fricke, Godfrey Reggio y Errol Morris
Ron Fricke
Baraka (1993) de Ron Fricke se inserta en esta nueva visión cuyas obras importantes incluyen a Koyaanisqatsi (1983) y Powaqqatsi (1988) del estadounidense Reggio y la más reciente Microcosmos (1996) de los franceses Claude Nuridsany y Marie Pérennou. Sin voz humana, sin explicaciones orales, todas estas cintas concentran su poder narrativo en una mezcla, aparentemente casual, de imágenes, música y sonidos naturales o artificiales. Asimismo, comparten una visión propia de los umbrales de un nuevo siglo: la reflexión sobre las complejas relaciones que los seres humanos hemos establecido con la naturaleza y con los medios ambientes que se han creado. Parte de la idea de que el arte no tiene un sentido intrínseco. Ese es su poder, su misterio y de ahí su atracción. El arte es libre. Estimula al espectador a insertarle su propio significado, su propio valor. Cualquier sentido o valor procede exclusivamente del receptor. El sentido del film es provocar preguntas que sólo la audiencia puede contestar.
El documental de crítica y propaganda: Michael Moore
Con Michel Moore el documental se hace marketing, entra de lleno en las campañas políticas, se incorpora a la distribución más comercial, crea polémica, amores y odios, se convierte en arma y estrategia de campañas electorales y desmitifica la historia norteamericana. No hay duda de que rompe esquemas, de que su estilo televisivo abre las puertas a otro tipo de documental, más parecido al reportaje, dinámico, que se pasa en lo tendencioso y manipulador, que provoca escándalo, que hace tambalear los acendrados principios patrióticos de su país. Su calidad la acreditan los numerosos premios recibidos en festivales internacionales.
Michael Moore. 1954. Michigan (EE.UU.)
Activista político, escritor, periodista, cineasta. Desde su adolescencia se entrometió en asuntos políticos y sociales , denunciando a las empresas que no respetaban el medioambiente. Su actividad siguió en el periodismo, en la publicación de libros y en programas de TV. Su película, Roger & yo (1989), en el que satiriza el proceder de la General Motors tras cerrar varias de sus fábricas y despedir a miles de sus trabajadores, lo hace popular y le procura unánimes críticas positivas a su trabajo. En 2002 alcanzó fama internacional con Bowling for Colombine, una reflexión satírica sobre la posesión de armas y la violencia en su país, que le valió el oscar al mejor documental del año. En 2004 realizó Fharenheit 9/11, con la que entra directamente en la campaña electoral contra George W. Bush, en especial sobre su decisión de provocar el conflicto bélico en Irak. En 2005 hizo Sicko, una visión crítica sobre el sistema de salud de los EE.UU.
Recuperar la memoria: Ari Folman con el documental Vals con Bashir
Ver: cine de animación documental
Vals con Bashir. Waltz with Bashir
2008. Israel, Francia y Alemania. 90 min.
Dirección y guión: Ari Folman.
Producción: Yael Nahlieli, Serge Lalou, Gerhard Meixner y Roman Paul.
Música: Max Richter.
Montaje: Nili Feller.
Dirección artística: David Polonski.
Sinopsis: Una noche en un bar, un viejo amigo cuenta al director Ari que tiene una pesadilla recurrente en la que le persiguen 26 perros. Cada noche, el mismo número de animales. Los dos hombres llegan a la conclusión de que tiene que ver con una misión que realizaron para el ejército israelí durante la primera guerra con el Líbano a principios de los años ochenta. Ari se sorprende ante el hecho de que no recuerde nada de ese periodo de su vida. Intrigado, decide ver y hablar con viejos amigos y antiguos compañeros dispersados por el mundo entero. Necesita saber la verdad acerca de ese periodo y de sí mismo. Ari escarba cada vez más y sus recuerdos empiezan a reaparecer mediante imágenes surrealistas...
Candidato al Oscar 2009 como mejor película extranjera. Globo de Oro 2009 a la mejor película de habla no inglesa
Ari Folman recupera su memoria y la de su país
Ari Folman narra, en clave autobiográfica, la matanza sucedida en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila durante la guerra del Líbano. El filme recupera los acontecimientos ocurridos el 16 de septiembre de 1982, cuando tropas falangistas cristianas, ayudadas por el ejército israelí, penetraron en Sabra y Chatila y asesinaron a unos 3.000 civiles palestinos, aunque todavía hoy las cifras exactas de la masacre continúan siendo motivo de controversia.
«Me di cuenta de que, a pesar de haber formado parte de los acontecimientos, no recordaba absolutamente nada de ese período de mi vida», comentó el director, quien comenzó a hablar por primera vez sobre lo sucedido hace seis años, cuando quiso abandonar la reserva del ejército israelí.
Para dejar de formar parte de esta reserva, a la que todo hombre israelí debe pertenecer hasta los 50 años, según ha explicado Folman, «hay que someterse a un tratamiento psicológico del ejército. Durante ocho sesiones intenté recuperar los recuerdos de mi experiencia en el Líbano, después comencé a hablar con amigos y familiares y descubrí que nadie hablaba de esa guerra, porque no fue nada heroico». Inició el proyecto de Vals con Bashir para «rellenar todos esos agujeros negros que tenía en la memoria».
En la actualidad
Camino a Guantánamo (2006) es una película dirigida por Michael Winterbottom,
Película que denuncia la situación de los islamistas encarcelados en la base norteamericana de Guantánamo, en Cuba. En septiembre de 2001, cuatro amigos británicos de origen pakistaní fueron a su país para asistir a la boda de uno de ellos y, de paso, disfrutar de unas vacaciones recorriendo el país. Después de muchas vicisitudes, fueron capturados por tropas norteamericanas y trasladados a Guantánamo, donde permanecieron más de dos años y fueron sometidos a innumerables humillaciones y torturas. Finalmente, El 5 de marzo de 2004 fueron trasladados a Gran Bretala. En Londres, tras ser interrogados, fueron puestos en libertad sin cargos.
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